«SIGAMOS ADELANTE» Es la frase que me ha acompañado este año. La tengo en mi protector de pantalla y me recuerda no detenerme hasta llegar.
No significa caer exhaustos de cansancio, sino saber a dónde te diriges y no renunciar a ello, solo porque tu mente no te apoya o porque lo que ves en el exterior representa un reto que piensas que no puedes superar.
Sólo tú sabes lo que es verdad para ti y no tiene que hacerle sentido a nadie más. Si tu camino tiene corazón, comprometerte con él es de las cosas que más satisfacción te dará, a cada paso.
No te detengas por lo que los demás pueden pensar, por la crítica, por el miedo, por vergüenza, por dudas… sigue adelante.
Hay tantos distractores que solemos elegir e incluir en nuestra realidad cada día, para no hacer lo que sabemos que va crear una realidad más grandiosa. Y entonces tenemos la falta de salud, creamos escasez de dinero, conflictos con las relaciones y somos tan genialmente creativos que no terminaríamos de listar todas esas formas con las que frecuentemente saboteamos nuestra vida.
¿Qué tal si a pesar de lo que se vea y cómo se sienta, empezamos a poner acción haciendo lo requerido para conseguir nuestros objetivos? Escribe ese libro, haz esa serie de ejercicios, medita, lo que sea que tú sepas que va a crear la vida que estás soñando. No dejes que se quede en sueños. Haz lo que funcione para ti. Haz que suceda.