Después de que sus barras se activan, muchos niños son más felices, se sienten mejor y tienen un desempeño mucho mejor en la escuela y el hogar.
Tienden a dormir con más facilidad, se llevan mejor con sus compañeros, se meten en menos problemas, menos rabietas y arrebatos, y cuando lo hacen, no duran tanto.
Los momentos que solían ser difíciles (mañanas, tardes, deberes, tareas domésticas) generalmente pierden su carga y son mucho más fáciles de llevar.